“Nuestra sociedad no vive del aire, ni del maná, sino del trabajo y del ahorro”

Mariano Fernández Enguita

Sabio y acertado es aquel que dice que “no es pobre por tener poco, sino muy adinerado por tener lo que necesita”. Y que tan cierto es cuando nos damos cuenta que el dinero no sólo juega un papel económico en nuestras vidas, también puede influir en nuestras emociones, logros, metas y frustraciones.

Muchos sabemos que el dinero y determinadas cosas en la vida sólo se consiguen con esfuerzo;  si queremos satisfacer una necesidad básica, afrontar una tarea y lograr un objetivo, necesitaremos grandes dosis de motivación y energía, pero sobre todo de esfuerzo para alcanzar las metas personales o profesionales que marcan tanto el presente como la vida futura.

Ahorrar implica entonces un gran esfuerzo para obtener el dinero que necesitamos, el cual puede ser concebido como un simple medio para pagar bienes y servicios, o de forma más jovial como un extenso bosque. La explicación de la metáfora es sencilla y radica en que es estacional: “en ciertas temporadas las hojas de los árboles se van y tarde o temprano vuelven a retoñar; así es el dinero, en ciertas ocasiones no lo tenemos y después vuelve”.

Es esta reflexión sobre el valor efímero del dinero, el esfuerzo constante y el ahorro, la que nos invita a familiarizarnos con la Educación Financiera, para profundizar sobre la importancia del dinero en nuestras vidas, de prevenir, ahorrar y trabajar para el logro de las metas planeadas.

Es así que la RED-ILCE, en colaboración con BBVA Bancomer, proponen el desarrollo de un proyecto colaborativo para jóvenes de secundaria, basado en las propuestas didácticas del Programa educativo: Valores de futuro. Un programa que plantea temas de interés, potencia la Educación Financiera y la enseñanza de valores éticos, individuales y colectivos, esenciales para vivir en sociedad.