LECTORES ÁVIDOS

 

LA OVEJA NEGRA
Augusto Monterroso

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.

Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en los sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

 



NO SE CULPE A NADIE DE MI MUERTE
René Avilés Fabila

Rosa María: antes de suicidarme, unas líneas: quiero que sepas todo el odio que por ti siento: antes de abandonarme con un jovenzuelo y de permitir que nuestro hijo muriera sin atención médica, te dedicaste a torturarme de modo sistemático contándome tus infidelidades, una a una, sin omitir detalles. Fuiste, en efecto, una mujer cruel, aprovechaste mi carácter débil para ensañarte, para convertirme en piltrafa. Ahora, lo poco que sé de ti es por amigos comunes; me cuentan que eres feliz dominada por el hombre que amas. El dinero que juntos despilfarran era mi patrimonio; esperaba la vejez sin intranquilidades amparado en ese capital en fuga. Es posible que todo lo perdone antes de levantarme la tapa de los sesos en un acto de valentía desusado en mí. Pero lo que nunca olvidaré es que te llevaste (y todavía no sé para qué) el osito de peluche que siempre estuvo sobre la cama.

 



JUANACATLÁN
Fernando Curiel

— ¿Tonces, Dinora Elvira?

— Te digo, Juan. Con todo y los asegunes quién sabe si sí o si no, o de plano a ver, quién quita, pero luego.

— ¿Lueguito?

— ¡Qué lueguito ni qué lueguito!... Luego…