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Alberto Valdés
Medalla de Oro por equipos
Premio de las Naciones
Londres 1948

Estudió la primaria en la escuela Alberto Correa, era ya un buen deportista: formaba parte de las selecciones de fútbol y béisbol. Cuando tenía 10 años su padre fue comisionado como agregado militar de la embajada de México en Francia. La familia entera se fue a vivir a París, donde nace su afición por los caballos. Es el tiempo de la post guerra, el país estaba resarciéndose de la I Guerra Mundial, escaseaba el agua, el baño diario no era una costumbre europea, cuando los Valdés Ramos lo hacían, la servidumbre preguntaba si estaban enfermos. Después de cuatro años de estancia en París la familia regresó a México y Alberto fue inscrito en la Escuela de Aplicación, que se encontraba en las afueras de la ciudad, pertenecientes al Ejército. Ahí recibió instrucción del Mayor Armando Barriguete, quien lo inició en el salto ecuestre. Cuatro años más tarde, al cumplir los 18, ingresó al H. Colegio Militar y entonces se especializó en librar obstáculos a caballo. Unos meses -24 de octubre de 1937- después ganó su primer trofeo: una enorme copa por su victoria en el campeonato nacional de parejas. Ese día empezaron a formarse las parejas en el Campo Marte; que tu conmigo, que yo contigo. . . Los novatos fueron quedándose al último. Así que Valdés se acercó a Chelín González. Allí estaban los gallones: Humberto Mariles, Ramiro Rodríguez Palafox, José María Incháustegui, Misael Ramírez Ponce, Francisco Vieyra. . . los mejores de esos años. Ellos pasaron primero, y otra vez, los novatos fueron dejados al final. Saltaron el Chelín y Valdez, y cuando ya quedaban tres o cuatro parejas dijo el locutor "Hasta el momento la pareja líder es la Valdés y González" , pensaron que se trataba de una equivocación, pero pronto pasaron los demás, acabó la prueba y entonces anunció el locutor: "La pareja ganadora es la de Valdés y González" fueron los hombres del día en aquel concurso.

Del Colegio Militar egresó como Subteniente y fue adscrito a la primera zona militar, a finales de 1939 recibió su primera comisión: Recibir a los republicanos españoles que derrotados en la guerra civil, encontraban refugio en nuestro país. Ya en ese entonces Alberto Valdés era cuñado de Mariles. Alicia, su hermana mayor, se había casado con el Subteniente aquel que tenía el encargo de preparar al equipo ecuestre mexicano que competiría en los siguientes Juegos Olímpicos. Mariles había formado la Escuela de Equitación que era parte de la Asociación Nacional Ecuestre, reconocida por la Federación Internacional de Equitación. En los primeros días de 1940 Mariles solicitó que Valdés y otros militares pasaran a formar parte del grupo de instructores con miras, por supuesto, a integrar a los mejores al equipo internacional de salto. A Mariles lo conocía desde cadete, era seis años mayor que Valdés, lejos de beneficiarle poco le redituaba como jinete. El no quería que alguien le echara en cara que había favoritismo hacia Valdés y por eso le cargaba la mano. Caballo que nadie quería, se lo daba a montar, siempre fue muy exigente y Valdés nunca le falló.

Mariles era muy bravo, hacía y deshacía en el equipo, pero supo imponer una gran disciplina y un inquebrantable amor por el trabajo y por la consecución de aquella que primero fue su meta y después la de todo el equipo: Triunfar en unos Juegos Olímpicos. Por eso mientras en Europa y otros países se desangraban con una guerra, el equipo mexicano de ecuestre ya andaba en la friega. y esa responsabilidad fue la que nos sacó adelante. Mariles tuvo disgustos con todo el mundo pues era muy bronco; pero ante todo, era un hombre muy valiente y con una gran seguridad en sí mismo. En los primeros días de ese 1946, Alberto Valdés es aceptado formalmente en el equipo ecuestre internacional. y se unen Raúl Campero, Rubén Uriza y Víctor Manuel Saucedo. Tiempo después, se les uniría Joaquín Solano.
Y cabalgaron juntos en pos del lugar que les tenía reservado la historia del deporte olímpico. Siguieron victorias esplendentes en aquellas giras por Estados Unidos y Canadá y de triunfos en cada torneo nacional.

Febrero 1948.- Mariles informa a todos los miembros del equipo que el Presidente Miguel Alemán ha negado el permiso para la gira pre-olímpica por Europa. "Sobre lo del viaje, hubo contraorden y nada menos que del señor Presidente, pero yo estoy decidido. Iré con quien quiera seguirme" Aceptaron todos, el Pollo Franco -veterinario- se fue en tren hacia la frontera con los caballos, el resto lo hizo por carretera, luego de dos días de estar casi escondidos. llegaron a Galveston y de ahí se embarcaron hacia Nueva York, de donde salieron a Toronto. Allí ganaron cinco de seis pruebas, conquistaron el Premio Cóndor y salieron hacia Roma. En la casa de Mariles, Alberto es despedido por su esposa, ella cumple su segundo mes de embarazo, él parte con angustia de que no verá la gestación de su primogénito, sabe que será muy difícil que pueda estar presente en el día de su nacimiento que será los primeros días de agosto y él estará en plena competencia de Juegos Olímpicos, a miles de kilómetros de distancia, en Londres. Al encuentro con la historia, con el arte, con las huellas de la guerra. Hay pueblos enteros que renacen de sus propias ruinas, donde cayeron bombas florecen nuevas construcciones, son resanados los rostros de los antiguos y rediseñadas calles y avenidas. . . pero hay escasez de agua, de leche, de alimentos, aunque hay algo que ilumina el rostro de los caballistas mexicanos: el triunfo. Triunfos en Roma, en Suiza, en Francia. . . y llegan a Londres, la capital británica, y de ahí a la Academia Militar de Aldershot.

Por la noche Mariles anuncia secamente "a la prueba del Premio de las Naciones irán, en este orden: Chihuahua, Hatuey y Arete. El Corazón de Valdés comienza a latir aceleradamente: Chihuahua es su caballo ¡El será el primer jinete mexicano en la gran competencia!

14 de Agosto.- El mensaje ha viajado tres días. Ha sido depositado, en México, el 11 de Agosto de 1948. Lo recibe el Capitán Alberto Valdés en la mañana del día 14, cuando después de saborear la conquista de la medalla de bronce en la Prueba de los Tres Días, el equipo ecuestre mexicano se apresta para hacer frente a la gran competencia: El Premio de las Naciones. Rasga el sobre, es un cablegrama. Dice así: "Mi mamá y yo estamos bien. Llegué diez horas a este mundo. Besos. María Elena". Así que ya es papá, el resto del equipo esperaba en la camioneta que habría de llevarlos de la Academia Militar en la Villa de Aldershot, al estadio de Wembley. Les mostró el cablegrama. Todo mundo lo felicitó, esa noche festejarán por partida doble, el nacimiento de su hija y la medalla de oro. Estaba ya a unas horas de hacer frente a aquella prueba para la que el equipo se había preparado durante 12 años. Es temprano aún, pero ya camina la gente hacia el estadio de Wembley que aparece allá, al fondo como un gigante de concreto. Las tribunas comenzaban a llenarse. el pasto estaba verde, impresionantemente verde. había llovido el día anterior y eso era señal de peligro. La pista estaba húmeda y se enfangaría conforme avanzara la prueba.

En la Primer ronda ya han sido eliminados -para la participación por equipos- Portugal, Brasil, Dinamarca y Turquía. Así están las cosas cuando se anuncia que el siguiente competidor será el Capitán mexicano Alberto Valdés.

Mariles no podía ocultar su gesto de preocupación. Nomás cerraba los ojos cuando veía caer un jinete, ya se había informado que el Capitán Maupeo del equipo francés había sufrido fractura en la clavícula derecha. Y Mariles se ponía más nervioso "ten mucho cuidado Valdés" le decía a cada rato y él respondía "No te preocupes, la pista es dura, pero yo la paso" La verdad era que Valdés se sentía más nervioso por el cablegrama del nacimiento de su hija que por su próxima intervención "tienes que terminar Valdés" preparó a Chihuahua, un alazan tostado, se fue a la línea de salida y se dijo "Ahora es cuando" . . . El gesto de Mariles se contrajo en un gesto de desconsuelo, su primer caballista no llegaba aún al peligrosísimo quinto obstáculo y ya había cometido 20 faltas. Valdés pasó limpiamente el primer tronco pero falló, sucesivamente, en el doble oxer, en la puerta vertical y en la doble barra. Estaba cometiendo el error de hacer muy apresurado el recorrido; se había presionado él solo, quería avanzar rápidamente, que no se le fuera a acabar el tiempo. Así que cuando se aproxima hacia la peligrosísima doble reja, trata de serenarse y entra en la cadencia adecuada. Chihuahua salta espléndidamente a partir de entonces. Fallan en el oxer invertido -obstáculo 13- tal vez por exceso de confianza y por unas pulgadas los castigaron en la ría Chihuahua pisó el agua con la pata derecha. Finalizaron con 20 puntos de penalización, había dejado al equipo no solamente vivo, sino en muy buena colocación: tercer lugar, después vendría la actuación de Uriza y Mariles que le otorgaría a México la Medalla de Oro.

La ceremonia de premiación fue impresionante después de festejar en los vestidores, salieron nuevamente a la cancha, ahora montados sobre Chihuahua, Hatuey y Arete. Rugió el público, la ovación fue atronadora cuando los vio aparecer, Detrás del equipo mexicano y también sobre su cabalgadura venían los jinetes de España e Inglaterra, y por último, cerrando el grupo, el Capitán D'Orgeix que había ganado la medalla de bronce en la prueba individual. Los jueces ordenaron entonces la ceremonia olímpica. El público, muy reverente se puso de pie, y mientras nuestra sagrada Bandera Nacional era izada poco a poco en el asta bandera principal del estadio de Wembley, el Himno Nacional Mexicano era interpretado por la banda del cuerpo de granaderos de la Guardia Real. Las notas alegres, vibrantes y guerreras de nuestro Himno eran en esos momentos doblemente hermosas.

A la mañana siguiente, ahora si, puntual llegó un nuevo cablegrama para el Capitán Valdés, Decía: "Mamá y yo felicitémoste. Besos. Maria Elena"
El equipo entero recibió otro que acabó con la angustia. Dirigido a Humberto Mariles el mensaje decía "Felicito a usted por triunfo obtenido en unión de sus compañeros en favor de México. Esperanzas se tenían fincadas en ustedes están completamente satisfechas". Saludos Cordiales. Presidente de la República. Miguel Alemán.

Extractado de la 1a. edición 1990, de MEDALLISTAS OLIMPICOS MEXICANOS, publicación de la Comisión Nacional de Deporte.
Autores: Ramón Márquez C. y Armando Satow.
Tomado de:
Comité Olímpico Mexicano.

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