El vocablo caligrama, como lo conocemos ahora, viene del francés “calligramme” y se suele utilizar para calificar a poemas de carácter visual en los cuales las palabras utilizadas con la finalidad de crear una imagen, cumplen una doble función:

•  generar imágenes por medio de los sonidos y la cercanía de unas palabras con otras.

•  disponer las palabras sobre el papel (o en las artes visuales otro tipo de soporte: como madera, metal, telas, acrílicos u otro tipo de materiales) de manera que conformen o “dibujen” la forma a la que se está haciendo alusión que puede ser un personaje, un animal, un paisaje, una sensación de quien escribe o cualquier objeto o tema. Así, podemos hablar de caligramas o poemas visuales que hablan y dibujan a un tiempo sobre el yo, algún animal, el viento, el instante, la lluvia, la tristeza, etcétera.


Aunque fue el poeta vanguardista francés Guillaume Apollinaire (1880 Roma, Italia - 1918 París, Francia) quién durante los primeros años del siglo XX dio un nuevo auge a este género cabe recordar, no obstante, que los orígenes del caligrama se remontan a la Antigüedad, y se conservan en forma escrita desde el periodo helenístico griego: se tiene noticia de textos caligráficos de Teócrito y de Simias de Rodas, hacia el año 300 antes de Cristo. También en el Antiguo Testamento y en algunos textos egipcios e hindúes como los mantras y las mandalas encontramos, desde tiempos ancestrales, esta bella forma de expresión.

 
 



 
   

Los que se dedican a hacer este tipo de poesía recomiendan lo siguiente para crear un caligrama:

•  Partir de una idea: una palabra, una expresión , un objeto que habrá que transformar primero en imagen y luego en poesía.

•  Aunque los programas de tratamiento de imagen y de texto permiten realizar las formas gráficas más complejas, es lógico partir de una realización manual del caligrama, y sólo en una segunda etapa, se puede pensar en la adaptación electrónica del mismo.

•  El punto de partida será pues un dibujo sobre papel que represente la idea original. Luego se escribirá el poema siguiendo el contorno del mismo o llenando su perfil de manera que los versos no sobrepasen los bordes fijados por el dibujo.

•  La última operación consistirá en borrar los trazos de lápiz con el que se fijaron los contornos del dibujo para dejar visibles las palabras y los versos que conforman el caligrama.

 

 
Guillermo Cabrera Infante

Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo todavía y

fue el hombre increíblemente encogido, pulgarcito

o meñique, el genio de la botella al revés y


se fue haciendo más y más chico,


pequeño, pequeñito, chirriquitico


hasta que desapareció por


un agujero de ratones al


fondo-fondo-fondo,


un hoyo que

empezaba

con

o

 

 
 
     
 

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