El coyote y el tlacuache

Así sucedió: había una cueva y el Tlacuache tenía las patas apoyadas sobre la pared.

Entonces llegó el Coyote:

—¿Qué haces, Tlacuache?

—Nada, estoy atrancando el campo del cielo que va a hundirse y si se cae, nos tapa. Ves, amenazan hundirse todas las cosas que hay en el mundo. Ayúdame, para que no nos tape.

El Coyote se tendió, teniendo las piernas hacia arriba.

—Haz fuerza, voy a traer un puntal. Haz fuerza y aprieta, voy a traer un puntal.

Entonces el Tlacuache se puso de pie y se fue. No regresó.

El Coyote desesperaba. —¿Cuándo volverá ése que fue a buscar al puntal?

Después de esperar mucho tiempo, se dio valor y saltó con violencia a un lado, escapando luego a todo correr. Cuando volvió la cara, vio que no había sucedido nada.

Cuento tradicional.
Versión de Pablo González Casanova.

 

 

 

Puedes hacer un coyote y un tlacuache con trapos y manejarlos como títeres. Y así, contarles el cuento a algunos amigos.

Puede ser que hasta les den ganas de contar algunos otros cuentos que sepan.