Los nativos creían que sus dioses mandaban a monstruos, que hacían despertar al volcán.
¿POR QUÉ EL VOLCÁN TACORA SE APAGO?
Las aguas del mar de Arica eran las predilectas de uno de los incas más famosos del Perú. Todos los años bajaba a la playa rodeado de un séquito cortesano, celebrándose con tal motivo fiestas interminables. Las mujeres más hermosas y divinas se deleitaban en las tranquilas y tibias
aguas del puerto, y eran tan bellas, que las sirenas les tenían envidias y celos. Seres marinos acudían también a admirar corte tan vistosa y feliz.
Mas, en una de aquellas noches de orgía y de locura, sirenas y caballos marinos formaron tal alboroto con las olas, que éstas crecieron y se extendieron en tal forma que arrasaron con inca, doncellas y cautivas. Desde
entonces el Tacora apagó sus fuegos. Miles de aves aparecieron en los aires a contemplar desde arriba una corte tan brillante sepultada en el fondo del mar.
LOS PAYACHATAS: EL PARINACOTA Y EL POMERAME
Versión de Luis Urzúa Urzúa:
El Parinacota y el Pomerame, que levantan sus cumbres a más de 6.000 m de altura, guardan un tesoro incaico, esto es: las estatuas de oro de los monarcas, que adornaban los nichos del Templo del Sol, en el Cuzco; las de plata de las reinas, del Santuario de la Luna, y multitud de otras riquezas.
El tesoro de los incas que se salvó del rescate de Atahualpa, está escondido en su cumbre y cuando la montaña está escasa de nieve se ve perfectamente la escalinata que fabricaron los siervos del inca para
sepultar las riquezas de su amo en el cono medio trucado del volcán.
Versión de Pedro Rosende Hevia:
Los Payachatas representan a una pareja de enamorados: un príncipe y una princesa de dos tribus antagónicas que quisieron contraer matrimonio.
Para evitar esta unión fueron muertos, pero la naturaleza, en venganza de aquello, sepultó a los dos pueblos formando dos lagos: el Chungará y el Cota-
Cotani. En el lugar donde fueron enterrados los príncipes se levantaron dos hermosos volcanes: el Parinacota y el Pomerame.
Fuente: Geografía del mito y la leyenda chilenos. Oreste Plath. Edit. Nascimento, 1983. |