Nombre
del volcán: Cerro de la Estrella Huizachtépetl Cerro de los Huizaches) |
|
|
Apagado,
porque es monogenético, es decir, que nace y muere. |
|
Con
el nacimiento del Eje o Cordillera Neovolcánica. |
|
Su tipo de erupción es vulcaniana, pues la explosividad va de moderada a violenta, con emisiones de fragmentos sólidos o semisólidos de lava juvenil, bloques líticos, ceniza y pómez. La lava se encuentra solidificada en capas; produce conos de ceniza de bloques o combinaciones. Las burbujas producidas por la erupción se colapsaron por gravedad, dando lugar a las cuevas que hoy conocemos; en éstas, se ha formado la salinidad generada por las sales minerales del agua filtradas a través de las fracturas de las rocas. |
|
México,
Distrito Federal, Delegación Iztapalapa. |
|
2,613 metros sobre el nivel del mar. |
|
En tiempos de frío por el encierro de los árboles se produce un clima de bajas temperaturas y en tiempos de calor se siente muy caluroso. |
|
Por su altura, el cerro debió ser un lugar de pino y encino; pero los mexicas, primeros pobladores de esta zona, degradaron el ambiente con una tala inmoderada porque requerían exceso de madera para calentar las rocas utilizadas en sus baños de temazcal. Actualmente,
podemos observar que debido a los nuevos programas de reforestación, se
han plantado otros tipos de árboles y plantas. |
|
|
|
Los asentamientos humanos avanzan a tal velocidad, que los avisos restrictivos de construcciones son ignorados; un ejemplo de ello es el siguiente letrero: "ESTRICTAMENTE PROHIBIDO CONSTRUIR EN ESTA ZONA", detrás de éste, hay construcción. La población está creciendo y esto hace que invadan gran parte del cerro, construyendo viviendas, fábricas, parques deportivos, escuelas, un sistema de bombeo de agua y hasta un panteón, dentro del cual la gente tira basura y cascajo. Durante la Semana Santa, el Cerro de la Estrella es uno de los principales foros de concentración humana, pues atrae a cientos de fieles para presenciar la representación de la Pasión de Cristo. Otra actividad social de trascendental importancia para la atracción de población flotante es la realización de la Ceremonia del Fuego Nuevo que se celebra año con año para mantener la tradición que viene desde nuestros ancestros mexicas. También la gente asiste por la curiosidad de conocer la Cueva del Diablo y/o para contemplar una panorámica de nuestra ciudad que se ve casi toda desde lo más alto del lugar. Dentro de la zona del Cerro de la Estrella encontramos: El Museo del fuego Nuevo El Panteón San Nicolás Tolentino El club deportivo "El Dorado" La Secundaria Diurna No 86 República de Venezuela La Primaria Villa Estrella El Centro de Maestros Villa Estrella Si así lo deseamos (y si los vigilantes lo permiten), en lugar de caminar, podremos llegar a la cumbre del cerro por un camino pavimentado de aproximadamente siete kilómetros de longitud. |
|
|
|
Las inmediaciones del Cerro de la Estrella, están regidas por el delegado
político de Iztapalapa. |
|
Entre sus atractivos prehispánicos ubicados a lo largo de la carretera escénica encontramos las cien cuevas, los petroglifos y la pirámide del cerro de la estrella. Actualmente mantiene mesas, juegos, un deportivo y un mirador, en los cuales, podemos observar a niños, jóvenes, adultos y ancianos haciendo diferentes tipos de deportes como son: caminata, trote, ciclismo y fisicoculturismo.
|
|
Museo del Fuego Nuevo El Museo del Fuego Nuevo se diseñó en forma piramidal ya que representa el lugar donde era sacrificado el guerrero tomado como prisionero de guerra para ser ofrendado a Huitzilopochtli. En la parte frontal del edificio se encuentra una estructura que representa un par de manos frotando el Mamahuastli, instrumento esencial para encender el fuego nuevo. En los costados del museo se encuentran algunos grabados de influencia oaxaqueña, en los cuales están representados los ojos del dios Tláloc. En el vestíbulo podemos apreciar un mural, el cual fue pintado por Sergio Jaubert, este mural presenta el encendido del Fuego Nuevo con los ocho sacerdotes alrededor del momochtli y arriba la constelación de las cabrillas. A la izquierda una mujer embarazada colocándose una mascara de maguey, porque según una creencia, se decía que sino se la ponía se convertiría en bestia. Muy cerca, se aprecia un cadáver, del cual sale la raíz del maíz; esto significa que el morir es iniciar una nueva vida. En el interior del museo, podemos apreciar en los códices la representación de algunas actividades cotidianas de los antepasados; cabe hacer la aclaración de que los códices no son auténticos, porque algunos de los códices auténticos, se encuentran en museos o colecciones privadas de todo el mundo, y otros, han sido resguardados, aquí, en nuestro país, bajo estrictas normas de seguridad para impedir que los sigan sustrayendo personas sin escrúpulos que los vendan a los coleccionistas extranjeros. En el museo también existen algunos vestigios de cerámicas como trastos y juguetes, los cuales fueron fabricados antes de la llegada de los españoles, éstos cuentan con un gran valor artesanal; los fabricados después, tuvieron deficiencia en su calidad. En el techo del museo puede observarse un calendario con dibujos de: maíz que significa la época de fertilidad de la tierra; el conejo, significa el tiempo de caza; el pedernal, significa el tiempo de lluvia y el teocalli, la vivienda; en el centro de este calendario se localiza un sol que significa el tiempo de caza. En la parte exterior del museo se encuentran los petroglifos (grabado en piedra), éstos fueron esculpidos por los antiguos habitantes del lugar, en ellos representan algunas figuras de rostros, así como también calaveras y diversos dibujos. Ceremonia del Fuego Nuevo Antes de realizar la ceremonia del Fuego Nuevo se Llevan a cabo una serie de danzas como la de los "Viejitos", y la "Danza entre zancos". La ceremonia del Fuego Nuevo es un rito que se lleva a cabo en la cúspide del cerro de la Estrella a donde suben más de 60 danzantes para realizarla. A ella generalmente asiste el delegado de Iztapalapa, pero este año, también asistió la Jefa de Gobierno. Esta ceremonia se realiza dos veces: una, realizada en la parte superior del cerro, para purificar a las autoridades asistentes y otra, realizada dentro del museo para el público asistente. Cuando termina la primera Ceremonia de Purificación, el Fuego Nuevo es bajado a trote por los danzantes hasta el museo para realizar la ceremonia en honor a la multitud que asiste a presenciar el acontecimiento. Terminada la segunda ceremonia, haciendo alusión a los mensajeros prehispánicos, el Fuego Nuevo es llevado por corredores de relevos que se van turnando hasta llegar al Zócalo Capitalino. El FUEGO NUEVO significa el inicio de una nueva vida, para la cual, todas las personas se deshacen de sus objetos y ropajes. El Fuego Nuevo debiera encenderse cada 52 años, cuando la constelación nombrada las cabrillas llega al punto medio del universo; sin embargo, en la actualidad, se lleva a cabo cada vez que un suceso importante está por acontecer, como lo ha sido la celebración del fin del milenio. Para encender el Fuego Nuevo, son necesarios 4 rollos de 52 varas cada uno; cada rollo representa uno de los 4 puntos cardinales es decir norte, sur, este y oeste. El Vía Crucis El Vía crucis lleva más de 157 años de representación. Las representaciones inician como consecuencia de que en el año de 1800 el pueblo se infecta de la peste; entonces el pueblo le pide a Dios, por medio de la representación en vivo de la Crucifixión de Cristo que le quite ese mal. En la actualidad, el Vía crucis se inicia con una peregrinación que parte de la explanada del parque Cuitláhuac; hace un recorrido por los ocho barrios y luego prosigue por la avenida Ermita Iztapalapa hasta llegar al cerro, en donde la procesión recorre el camino pavimentado de siete kilómetros hasta la cúspide. En dicha procesión los denominados nazarenos avanzan a los lados y por el centro del contingente avanzan los personajes de Jesús. Durante la celebración, que dura toda la Semana Santa, se sigue el orden exacto de la Pasión vivida por Cristo hace dos mil años. |
|
LA
CUEVITA
A
juzgar por una tradición oral, hacia 1687 unos señores de la villa oaxaqueña
de Etla trajeron a restaurar a la Ciudad de México la imagen del Cristo
muerto que se veneraba en su localidad. Al cabo de una de sus jornadas,
debido al cansancio extremo, no pudieron avanzar más y tuvieron que pasar
la noche al pie del Cerro de la Estrella. Durmieron con el sueño pesado
que sólo puede dar el cansancio y al despertar, con sorpresa y horror
descubrieron que la imagen, motivo de su largo caminar, había desaparecido.Tras
minuciosa búsqueda, la hallaron inamoviblemente instalada en una cueva
de la montaña, de donde ya no pudieron moverla por más esfuerzos que hicieron;
este acto fue considerado como una prueba de que el Señor deseaba permanecer
ahí.Los vecinos
de Iztapalapa acogieron la imagen como su patrona y le edificaron una
ermita.En 1833,
en ocasión de una grave epidemia de cólera morbus, invocaron a la protección
de la Cuevita nombre que el pueblo dio a esa imagen, y al cesar la peste
le erigieron en agradecimiento un santuario que fue terminado en 1875
y que es el que actualmente conocemos.
LAS
MANCHAS DEL OCELOTL (Tigre )
LEYENDA MEXICA En
tiempos en el que el hombre no había osado marcar la huella de su pie
sobre la pródiga tierra, Cuando todo era un paraíso en que animales y
plantas vivían felices; aquí, en las tierras de Iztapalapa (sobre las
lajas), había en el Cerro de Huitzachtlán (abundancia de huizaches) -Cerro
de la Estrella-, un hermoso ocelote. El ocelote o tigre de aquel entonces,
tenía la piel color de sol, sin una mancha; piel suave y fina como plumón
de polluelo; además, el ocelote no era feroz; su mirada era apacible y
su alimento consistía solamente en frutos y raíces.En
verdad que era hermoso ese animal, con los ojos relucientes como ascuas,
paseando su majestad por entre las peñas y constituyéndose en el príncipe
y señor de los animales.Cuando
por las noches apagaba su sed en el rumoroso riachuelo, o en el agua de
la laguna, al mirarse retratado, hermoso y pujante en el espejo límpido,
se consideraba feliz.No
pocas veces en su mansedumbre se tendía bajo los árboles, recreándose
ante el esplendor del lago que parecía una lágrima de los cielos, o se
asombraba de los rumores del bosque; y todo porque aquel ocelote era un
soñador, que no sólo admiraba el encanto de la naturaleza pródiga y virgen,
sino que también disfrutaba por las noches del gran placer de sentarse
sobre sus patas traseras, abismándose horas y horas en la contemplación
del cielo.Tal
vez por su condición de soñador conocía a todos los habitantes del mundo
azul. Así, amaba intensamente a la Señora Meztli Luna -, a la Citlapul
Estrella Venus -, a la Citlapoca Estrella Humeante -.Nadie
como él, sabía distinguir a Manal Huiztli El Perforador del Fuego
(Orión); a la Tianquizlli Mercado (Siete Cabritillas).También
sabía distinguir al Xonecuilli zigzag de Estrellas (Can Mayor);
a la Nauhxihuitl (Cruz del Sur); a la Ixtbapapalotl Blanca
Mariposa (la Osa Mayor) y a Tezcaltlipoca Espejo que Humea
(Osa Menor).Una
noche, en la que quietamente se extasiaba ante la belleza del cielo, descubrió
un objeto desconocido que le sorprendió: una bella estrella que lucía
una cauda brillante y larga, y que nunca antes había cruzado el cielo
que él tan bien conocía.El
ocelote por varias noches la observó; allí estaba ella, la intrusa, osando
pisar con altivez los caminos azules, luciendo un porte que parecía de
gran señora.Al
ocelote no dejó de molestarle tal actitud. El sólo conocía a una gran
señora, la señora del cielo llamada Meztli, y aquella estrella desconocida
osaba querer opacar la belleza de la reina del cielo, a pesar de que era
fatua y orgullosa y carecía de la bondad y hermosura de la señora Luna.Una
noche en que sorprendió a la intrusa peinando su larga cabellera, escuchó
la voz de Citlalpul quien le dijo:-
Hermano, a ti que entiendes nuestro lenguaje, quiero decirte que no te
asombres de que la intrusa esté muy a gusto en nuestro mundo; es una orgullosa
y coqueta forastera que no tardará en alejarse de nuestro reino.No
obstante las explicaciones de Citlalpul, el tigre creyó su deber aborrecer
a la intrusa, por lo que una noche alzando la cabeza hacia el cielo para
mirar bien a la forastera le gritó:-
Escucha, intrusa, quiero que sepas que yo amo a la Señora Meztli y admiro
a todas sus hijas, las Citán. Quiero que sepas que desde que nací las
he visto clavetear de luz el manto azul del cielo; dime, ¿tú qué haces
allí?La Citlaltipoca
detuvo su paso sideral, y terriblemente molesta le respondió:-
Dime ¿quién eres tú para hablarme así? Privilegio de los dioses es contemplar
mi hermosura. Y escucha bien, insignificante morador de los montes, no
oses volverme a dirigir la palabra.Furioso,
le respondió el tigre:-
La Señora Luna y sus hijas las estrellas son mis amigas, y todas las noches
ellas conversan conmigo a pesar de mi insignificancia. Y quiero que sepas,
que porque las amo mucho todas las noches les ofrendo mi admiración. Por
ese amor que les tengo te pido, te exijo, abandones su morada dejando
de pasear tu vanidad por los campos que sólo le pertenecen a la Señora
Meztli.- Pues
debes saber, pobre ocelote, que así como soy hermosa, también soy maléfica.
Mi aparición en el cielo pronostica la muerte de un príncipe, de un rey
o de un guerrero. Y como si eso fuera poco, soy también mensajera del
hambre y la guerra. Por eso debes de darme tu respeto.El
ocelotl, impávido, oyó lo que aseguraba la estrella humeante, y molesto
por su maléfica presencia, sin importarle ser víctima de tan perversa
estrella, le gritó:-
¡ Jamás te adoraré! Tú no eres la Señora del Cielo. Tú sólo eres una perversa
intrusa.Y dándole
la espalda se dirigió a su cueva.El
cometa parpadeó colérico, y sin pensarlo mucho arrojó las saetas de luz
de su cauda sobre el tigre al tiempo que exclamaba:-
¡ Insensato! Yo soy Citlamina, la estrella que tira saetas.Un
rugido de dolor se escuchó en el Cerro de la Estrella Cerro de
Huitzachtlán-, y la piel tersa y suave, sin una mancha, color de sol,
del ocelote quedó quemada en diversas partes.Desde
entonces el tigre tiene manchada de negro su piel.
LA
CUEVA DEL DIABLO
Cuenta
la historia que en lo alto del Cerro de la Estrella existe una cueva donde
vive el Diablo.Cuando
una persona iba caminando sola por el cerro, se le aparecía un viejito,
el cual era el diablo, este viejito, pedía al caminante que le ayudara
a subir, y se dirigía hacia la cueva; cuando se iban acercando a la cueva
el anciano hacía al acompañante, proposiciones de riqueza inagotable a
cambio de su alma.Al
llegar a la cueva, la insistencia se volvía seductora, casi imposible
de ser rechazada. Algunos incautos, crédulos o codiciosos, se atrevían
a entrar. Cuentan que dentro de la cueva, había un gran lago de maravillosas
aguas azules donde nadaban y se bañaban unos patos majestuosos, los cuales
comían, chilacaxtle que había en abundancia. Después del lago, al fondo
de la cueva, se podían ver unas ollas de barro repletas de monedas de
orola luz que emitían las monedas fulguraba en la caverna y despertaba
la codicia del más honesto de los hombres; tales monedas eran ofrecidas
por el anciano a su presa...Los
incautos visitantes que llegaban a tomar una sola moneda, se quedaban
encantados dentro de la cueva pues habían vendido su alma al diablo y
éste cobraba implacable su deuda; en cambio, si rechazaban el dinero,
podían encontrar la salida de la cueva salvándose así, de los engaños
del diablo.Yo
no podría afirmar todo esto porque no lo he visto, pues me he cuidado
mucho de no encontrarme con el viejecillo. Todo lo sé porque lo platicaban
mis abuelos y lo cierto es que durante años y años, se han perdido dentro
de esa cueva muchas, muchas personas, especialmente niños, de los que
nadie ha vuelto a saber nada.Historia
narrada por la señora María Guadalupe Jiménez de Serrano. Vecina oriunda
de Iztapalapa.
CERRO
DE LA ESTRELLA
Octavio Paz Aquí
los antiguos recibían el fuego Aquí el fuego creaba al mundo Al mediodía las piedras se abren como frutos El agua abre los párpados La luz resbala por la piel del día ota inmensa donde el tiempo se refleja y sacia. A la española el día entra pisando fuerte Un rumor de hojas y pájaros avanza Un presentimiento de mar o mujeres El día zumba en mi frente como una idea fija En la frente del mundo zumba tenaz el día La luz corre por todas partes Canta por las terrazas Hace bailar las casas Bajo las manos frescas de la yedra ligera El muro se despierta y levanta sus torres Y las piedras dejan caer sus vestiduras Y el agua se desnuda y salta de su lecho Más desnuda que el agua Y la luz se desnuda y se mira en el agua Más desnuda que un astro Y el pan se abre y el vino se derrama Y el día se derrama sobre el agua tendida Ver oír tocar oler gustar pensar Labios o tierra o viento entre veleros Sabor del día que se desliza como música Rumor de luz que lleva de la mano a una muchacha Y la deja desnuda en el centro del día Nadie sabe su nombre ni a qué vino Como un poco de agua se tiende a mi costado El sol se para un instante por mirarla La luz se pierde entre sus piernas La rodean mis miradas como agua Y ella se baña en ellas más desnuda que el agua Como la luz no tiene nombre propio Como la luz cambia de forma con el día. Poesía del Libro "Semillas para un Himno" (1954 ) |
|
Monografía del Distrito Federal editada por el Departamento del Distrito Federal. Revista del CENAPRED, VOLCANES. Investigación de campo, visitas al cerro y entrevistas a personas mayores nacidas en Iztapalapa. Semillas para un Himno, Octavio Paz, 1954. |
|
|
|