Etapa 6. Niños jornaleros indígenas migrantes


Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador

Miguel HernándezMiguel Hernández



En nuestro país, como en muchas otras partes del mundo, los niños indígenas constituyen uno de los grupos más desprotegidos y sus derechos fundamentales no son respetados (el derecho a la sobrevivencia y al desarrollo, al mayor nivel posible de salud, a una educación que respete su identidad cultural, y a la protección contra los abusos, la violencia y la explotación); sin embargo, los niños indígenas son los custodios de una multitud de culturas, tradiciones, de lenguas originarias, sistemas de valores y conocimientos, los cuales forman parte de un valioso caleidoscopio que conforma nuestro patrimonio cultural y nuestra identidad nacional.

En esta etapa nos ocuparemos de los niños indígenas, abordando las principales características de los niños jornaleros indígenas migrantes.

Se calcula que el 70 % de los jornaleros agrícolas son indígenas y de éstos, el 62 % son infantes menores de 12 años. Los indígenas que se desplaza de sur a norte del país, al ritmo de las siembras y las cosechas, bajo los signos de la explotación y la pobreza, se enfrenta a condiciones sociales y de trabajo muy adversas. El hacinamiento y la insalubridad son la constante en la que viven las familias de estos trabajadores. Entre los niños es frecuente la deshidratación, desnutrición y enfermedades respiratorias y gastrointestinales.

Cada año, en noviembre, aproximadamente 25 mil jornaleros agrícolas, la mayoría indígenas del sur del país, abandonan sus pueblos para trabajar en los campos de Baja California Sur, donde ganan 70 pesos diarios por jornadas de ocho a doce horas, en promedio… A partir de ese momento vivirán en pequeñas casas de lámina y madera, en cuadras polvorientas, donde tendrán que compartir baños y lavaderos, padecerán promiscuidad, infecciones y violencia intrafamiliar.”*



* Explotación de jornaleros agrícolas en ranchos de Baja California Sur, La Jornada 12 de julio de 2006,
Disponible en Web: http://www.jornada.unam.mx/2006/07/12/index.php


En este contexto de extrema pobreza y mayor violación de los derechos humanos destaca la parte más vulnerable: los niños. Según la definición de trabajo infantil de la ONU: Es aquel que priva a los niños de su infancia y su dignidad, impide que accedan a la educación y adquieran calificación, y se lleve a cabo en condiciones deplorables y perjudiciales para su salud y desarrollo.

La situación de los niños indígenas en México no es diferente. Los niños desde edades muy tempranas acompañan a sus padres al trabajo; las mujeres mientras trabajan están rodeadas de sus hijos o los llevan a las guarderías que funcionan con un servicio de pésima calidad. La inestabilidad por los constantes cambios de residencia de estas familias, la presión familiar para que los niños y jóvenes contribuyan económicamente al gasto familiar, desalienta la incursión y/o permanencia de los niños migrantes en las aulas escolares: la educación pasa a segundo término ante la necesidad de trabajar.


En su visita a la localidad donde resida el grupo étnico que se encuentran estudiando, investiguen sobre la existencia de familias indígenas migrantes; de estar presente esta condición, observen y recuperen información sobre cómo es su vida cotidiana en los campamentos agrícolas.

De manera complementaria, les pedimos realizar la visita a la muestra fotográfica digital, donde observarán a los niños indígenas migrantes en su cotidianidad; así como prestar atención al audiovisual “Jornaleros”. Si desean ampliar la información sobre este tema, podrán consultar el Boletín CEPAL UNICEF sobre Los derechos de las niñas y los niños indígenas; así como,

Finalmente, comentarán en el Foro de discusión, mediante una cápsula de audio que colocarán en su blog o por medio de un texto consensuado por el equipo, cuáles son las diferencias latentes entre la forma de vida de esos niños indígenas y la suya. Interactúen con otros equipos participantes en el proyecto y compartan la evidencia gráfica y los avances del proceso de investigación en el perfil de Facebook del proyecto.