La fecha de Navidad

 

En occidente la fiesta de Navidad, se celebra el 25 de diciembre; la natividad, es decir la  fecha en la que nació Jesucristo en Belén. Con respecto a esta fecha, no existe un consenso, pues dentro de diversas tradiciones concuerdan que no se conoce la verdadera. En el principio de los tiempos el 25 de diciembre se festejaba el nacimiento de algunas deidades de tipo solar como Atis, dios frigio y Mitra, el persa, cuyo natalicio se celebraba como la fiesta del Dios Invicto que representaba el triunfo de la luz sobre la oscuridad.

La fecha del nacimiento de Cristo se estableció hasta el siglo V, pues desde los primeros tiempos cristianos no existió el interés en determinarla. Fue hasta el siglo IV que se comenzó a celebrarse el domingo, el día del Sol Invictico como el día del Señor (Cristo) al mismo tiempo que empezó a cundir la vieja idea pagana de que, supuesto que la creación había empezado un 25 de marzo, al iniciarse la primavera, la concepción del Mesías salvador debía haber acontecido también en esa fecha, lo cual da lógicamente el 25 de diciembre como nacimiento de Jesús. Esta historia permite observar cómo la fecha  respondió a viejas concepción mitológicas y a determinadas actitudes que el ser humano adoptó ante los cambios estacionales, la iglesia católica adecuó estas grandes fiestas paganas para convertir a los pueblos paganos. El evangelio de Mateo afirma que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande.

Otra vertiente nos relata que en Roma, durante esa fecha los paganos también celebraban a Saturno, (dios de la agricultura y las cosechas), las llamadas saturnales, las que conmemoraban tanto el solsticio invernal como el retorno cíclico a una edad áurea gobernada por el titán Saturno, las celebraciones comenzaban el día 19 de diciembre, pero poco a poco esta fecha se fue recorriendo, incluso Nerón, después le agregará un día más. A esta fiesta se llamaba Opales; Ops, era la deidad de la abundancia y compartía los festejos con Saturno los que iniciaban cuando se detenían ante el templo de Saturno y exclamaban varias veces: “Lo saturnalia” tras lo cual quedaba inaugurado el periodo licencioso en donde imperaba el desorden, el trastrocamiento de las costumbres, se cerraban escuelas, la burocracia suspendía sus funciones, no se hacía la guerra ni se impartía justicia. Las casa se adornaban con laureles y ramas de árboles perennes y se prendían velas, se sacrificaba un lechón y se regalaban velas, a veces suntuosamente adornadas.

En el norte europeo, al final del año se festejaba solemnemente mucho antes de la llegada del cristianismo una época conocida como Yuletide en donde se honraba a varias deidades,  algunas de éstas femeninas, ya que la noche del solsticio se llamaba Modranacht, noche de la madre. Los dioses más adorados  durante la época invernal eran Wotan y Freyer, este último dios solar, patrón de la fertilidad y la abundancia. Los teutones se imaginaban que por estas fechas, la gente estaba amenazada por los demonios y espíritus del inframundo, por lo cual, para recibirlos sin dar motivo de enfado, se limpiaba la casa y se preparaba una mesa con manjares especiales para los visitantes fantasmales, se prendía un leños, se encendía una gran vela que duraba 12 días del 25 de diciembre al 6 de enero. Mientras la luz durara estaría bendita y quedaba protegida contra las tormentas y los rayos.

He aquí como las celebraciones paganas que se realizaban el 25 de diciembre a los dioses solares, al solsticio de invierno sirvieron de referencia para establecer la fecha que se atribuye al nacimiento de Jesús.