“La naturaleza tiene la clave a nuestras satisfacciones estéticas, intelectuales, cognitivas y aún espirituales”

Edward O. Wilson


 
 

Es nuestro patrimonio biológico, la riqueza natural y cultural que nos ha sido heredada por la naturaleza que es generosa; pródiga en agua, suelo, aire, minerales, especies vegetales, animales y recursos naturales finitos vitales para la existencia y permanencia de este hábitat único en el universo que es la Tierra.

Tal es la majestuosidad de nuestro planeta, que desde tiempos remotos la humanidad ha buscado la forma de nombrar y describir todo aquello que perciben sus sentidos: los paisajes que ve, las relaciones entre seres vivos que intenta comprender, los aromas y sonidos que vienen del ambiente y hasta el sabor de los alimentos que lo nutren. ¿Cómo llamarle a todo ese sistema complejo, dinámico, vivo y proveedor al que a ncestralmente conocemos como Madre naturaleza?

Fue hasta 1985 que se acuñó el concepto de “Biodiversidad”, como parte de los resultados del Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica de Estados Unidos y, en particular, a la publicación del trabajo realizado por el reconocido biólogo y naturalista Edward O.Wilson. Gracias a estos eventos, investigaciones y aportaciones científicas hechas al mundo, hoy sabemos que la Biodiversidad también llamada diversidad biológica, es la variedad de vida y abarca la diversidad de especies plantas, animales, hongos y microorganismos, a su variabilidad genética, a los ecosistemas en los que viven estas especies y a las regiones en donde se ubican estos ecosistemas. La palabra variedad evoca la grandeza y abundancia que observamos a nuestro alrededor; ¡y es así!, la biodiversidad es un todo porque incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas y regiones.

Lo anterior es indicador de que en todo el planeta, los continentes y las naciones del mundo entero hay una diversidad biológica inmensurable, resultado de complejos procesos ecológicos y evolutivos. Aunque pareciera que no hubo equidad en la repartición de la “riqueza natural” porque sólo 17 países en el mundo son considerados como megadiversos, a TODOS los herederos de este patrimonio nos corresponde revalorar, salvaguardar, conservar, participar activamente y, por supuesto, destinar una fecha para conmemorar el Día de la Diversidad Biológica.

 

Este 22 de mayo y desde hace ya 14 años, en conmemoración de la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica y por decisión de la Asamblea General de la ONU, se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Con esta celebración, Naciones Unidas busca difundir el significado y el valor de la diversidad biológica (especies y ecosistemas) en la vida humana y, al mismo tiempo, destacar la responsabilidad que tenemos todas las personas para conservar los ecosistemas y tratarlos en forma sostenible a fin de asegurar un entorno saludable para las siguientes generaciones.

Diversidad Biológica para el Desarrollo Sostenible es el lema de este año, y con él se destaca la importancia de crear estrategias que incluyan no sólo la protección de la biodiversidad, sino también medidas para la protección de la pobreza y la promoción de un desarrollo sostenible, el cual se ha definido como «la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». Millones de personas dependemos de la biodiversidad para subsistir; no obstante, la degradación del planeta y la pérdida de biodiversidad están amenazando el destino de la humanidad; por ello, el desarrollo sostenible es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo, al tratar de lograr de manera equilibrada, el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.

En el marco de esta celebración, vale la pena destacar que desde 2011 hasta el 2020 se ha designado la década de la diversidad biológica, cuyo propósito es aumentar las actividades de difusión para que todos conozcamos la situación de la diversidad biológica y participemos en su manejo sustentable, restauración y conservación. Seamos pues partícipes de estas acciones y sumémonos al esfuerzo conjunto de informar y concienciar a la población sobre qué es la biodiversidad, cuáles son las amenazas que enfrenta, qué podemos hacer para conservar el capital natural de México y por qué es urgente conservar esta Tierra dadora de vida, de sustento, refugio físico y “abrazo” espiritual.

 
 

Recordemos: ¡La naturaleza tiene la clave!

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