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poemas . . de . . guerra . . y . . compromiso

Muerte, de F.G.L.

San Sebastián, F.G.L.

Copla
(Que trata de España, 1964)

La realidad me llama con la mano.
¿Qué se hizo aquel soñar,
aquel anhelar y ansiar,
qué se hizo?
¿Qué fue de tanto clamar,
desesperadamente, en el vacío?

La realidad me llama con la mano.
He aquí España,
pulso de mi corazón:
El pulso de una esperanza
y una desesperación.

La realidad me dice:
Así es la vida,
yo soy la semilla
de mí misma. Dame
tu mano. Y caminemos

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Payaso llorando, de F.G.L.

Fidelidad

Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(españas a caballo
del dolor y del hambre). Y he creído.
Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes, incendiando ríos
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he creído.
Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relámpagos
de rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.

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Ocho, de F.G.L.


En nombre de muchos
(Pido la paz y la palabra, 1955)

Para el hombre hambreante y sepultado
en sed -salobre son de sombra fría-,
en nombre de la fe que he conquistado:
alegría.

Para el mundo inundado
de sangre, engangrenado a sangre fría,
en nombre de la paz que he voceado:
alegría.

Para ti, patria, árbol arrastrado
sobre los ríos, ardua España mía,
en nombre de la luz que ha alboreado:
alegría.

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