Canción,
de F.G.L.
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"Guerra"
La
vejez de los pueblos.
El corazón sin dueño
El amor sin objeto.
La hierba, el polvo, el cuervo.
¿Y la juventud?
En
el ataúd.
El árbol
La mujer como un leño
De viudez, sobre el lecho.
¿Y la juventud?
En
el ataúd.
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Rua
da Morte, de F.G.L.
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"El
Herido"
Para
la libertad sangro, lucho, pervivo,
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol camal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
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