Vosotros que vivís tranquilos
En vuestras cálidas casas
Vosotros que, al entrar la noche,
Encontráis humeante alimento y rostros amigos:

Considerad si esto es un hombre,
quien trabaja en el fango
Quien no tiene quietud
Quien lucha por un trozo de pan
Quien muere por un sí o un no.
Considerad si esto es una mujer,
Sin cabello y sin nombre
Sin fuerza para recordar
Vacías miradas y fríos regazos
Como una rana en el invierno.

Meditad en que esto sucedió:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Ya en casa ya en la calle,
Al dormir y al despertar:
Repetidlas a vuestros hijos.
O se derrumbe vuestra casa,
Os aniquile la enfermedad,
Os vuelvan la espalda vuestros descendientes.